domingo, 26 de diciembre de 2010

GRACIAS ^^

Asi de alto me tenéis con vuestro apoyo y comentarios! :D Os quiero mucho en serio! Hacéis que esta navidad sea aún mas feliz ^^

Capítulo 2~~

Ya estaba anocheciendo, y la luz lunar comenzaba a iluminar el edificio y toda la ciudad.
El chico iba a la suya, silbando; contento de su “triunfo”.
Un descuido que le saldría muy caro. Llego a la habitación y abrió, sin ni siquiera sospechar lo que le acechaba.
Quien le perseguía no le dio tiempo para reaccionar, le empujo violentamente hacia la habitación, tras cerrar la puerta y lo tiro sobre la cama, mientras tapaba su boca con la mano izquierda.
No podía gritar, llamaría aun mas la atención que el hecho de irse tan pronto a dormir.
- Buenas noches, compañero.
Tan solo he venido a hacerte una visita de cortesía, y sin ningún tipo de maldad- susurro Ángel, dominado en su fuero interno por Yon; mientras sacaba la pistola con la mano que tenia libre.
La pistola parecía refulgir debido al reflejo de la luna llena- ¿Tus ultimas voluntades quizá?
Destapo lentamente la boca del chico, que intento gritar con desesperación.
-No, no. Eso esta muy mal lo que has intentado hacer.
Sinceramente, yo no te lo recomendaría, por que es muy posible que me hagas enfadar.
Y otro motivo por el cual no debes hacerlo, es en el caso de que realmente quieras vivir- “Aunque este no sea nuestro caso” pensó Yon- y seguir pegando a gente indefensa.
Ángel se decidió a destapar otra vez la boca del chico.
-Era una broma. Es amigo mío, nos llevamos realmente bien- tartamudeo el “pobre” desgraciado, temblando de miedo.
El asesino se relamió de placer anticipado, al saber de antemano la suerte que iba a correr  ese pobre infeliz, que se debatía por escapar.
- Yo también soy amigo tuyo, aunque tu no lo sepas, porque no nos han presentado formalmente. Además, he venido expresamente  para hacerte un regalo muy especial; aparte de un favor a la humanidad.
-¿ Que favor?
- Ves esto- murmuro el asesino, acariciando casi con cariño, el cañón recortado de la pistola- De esta pistola depende tu suerte, y esta colgando de un hilo muy fino.
Ángel hizo mas presión con la rodilla que inmovilizaba al chico, apretando en su pecho, haciendo sonar un crujido que presagiaba alguna que otra fractura en las costillas.
El chico, seguía removiéndose, aterrorizado.
- Vives o mueres.
He vaciado la recamara y he alternado las balas, una si y otra no; hasta rellenarla de nuevo. Creo que lo llaman ruleta rusa, ¿a que te apetece jugar? Solo es muy aburrido. Que bien tener un amigo para jugar.
¿Qué querrá la suerte y el destino? ¿Qué te aguardara al otro lado del cañón?
-Yo no he hecho nada malo. Le pediré perdón si es lo que quieres- sollozo el chico.
-Me enternecen tanto las lágrimas, pero he de advertirte que tu falso perdón y lastima no me sirven para nada y a ese chico tampoco, ¿sabes?
Pobre chico- sonrió Yon, con una mueca sarcástica- creo que se alegrara cuando se entere de lo que te ha pasado.
Acciono el gatillo, pero no sucedió nada. Reinaba el silencio, a excepción de las suplicas de perdón del bastardo.
- 1ª oportunidad: fallida. Siguiente.
El disparo sonó amortiguado, como cuando se descorcha una botella en una celebración.
La calma se respiraba en el ambiente, no creía que nadie hubiese escuchado nada. Ojala fuera así.

miércoles, 22 de diciembre de 2010

Capítulo 1

- No… Por favor..
Déjame vivir, yo no he hecho nada.
- Sabes que lo haría si pudiera, pero no puedo. Ya ha sido decidido. 
El disparo sonó amortiguado.
Dio gracias por haber tenido a mano el silenciador. Era realmente útil en casos así.
La noche era demasiado tranquila y cualquier ruido se escucharía.
-¿Ves? No podía hacerlo.
No te merecías vivir después de haber pegado a esa chica- Una sonrisa macabra  curvo su rostro- Lo siento tanto…- susurra, ahogando una carcajada.
Se aleja rápidamente del callejón oscuro, tras haber guardado la pistola en su chaqueta. No debe dar motivo para que sospechen de el.
Sale a la calle principal y se detiene. Parece sorprendido.
¿ Que es lo que acaba de hacer?
Se había prometido a si mismo mantener la sangre fría y no hacerlo de nuevo.
Su personalidad le había vuelto a traicionar. 
Por su culpa, la última vez casi les pillo la policía .
Intentaría no hacerlo de nuevo, pero…
Matar le produce demasiada satisfacción, no puede prometerlo.
En el interior de su mente, vuelve a oír un eco, una voz…
- No debiste hacerlo. Te lo advertí. 
Nos meterán en la cárcel- grito Ángel, al borde de la histeria.
- Que te calles, he dicho!! 
Nunca debiste existir- se dice a sí mismo Ángel- Estorbas.
Continua caminando, mezclándose entre la gente que aun vaga a esas horas por las calles. Nada más que borrachos y putas.
Es de madrugada, tan tarde que ya es de día .
Debe volver a su casa, antes de que alguien le eche de menos y note su sospechosa ausencia. Ya ha llegado.
Por fin puede acostarse y descansar, tras una larga noche de intenso “trabajo”.
A la mañana siguiente, su madre entra a despertarlo como cada día desde siempre.
Tiene que marcharse otra mañana más a la universidad.
A sus 21 años ha de compaginar sus estudios, con su “trabajo nocturno”.
Nunca sospecharían de el. 
Su propio nombre lo indicaba todo, o al menos casi todo de el: Ángel.
Era un chico alto, atractivo. Pero en su trato con la gente es frío, amable; pero casi glacial.
Sus ojos grises parecen fulminar a la gente, incluso cuando sonríe da esa sensación: Parece querer analizar a toda la gente que le rodea.
Mas que respetarle, le temen, sienten terror cuando están con el.
Un chico normal aunque tan solo en apariencia, desprende un halo de misterio, algo siniestro.
Su mente es mucho más complicada de lo que su apariencia pudiese indicar, ya que en su interior, habitan dos personalidades: 
Yon, el asesino, glacial, sin remordimientos, solo pendiente de su “trabajo”. La parte que lucha por imponerse.
Pero claro, también estaba la parte buena.
El propio Ángel como tal, la persona amable, que se arrepiente de sus asesinatos, la conciencia.
¿Por qué nunca ha llegado a acallarla del todo?
Ese era su principal problema: la conciencia no hacia mas que darle dolores de cabeza y problemas.
No le permitía concentrarse, cada noche le torturaba mas duramente, no podría soportarlo por mucho tiempo.
Paso lo mejor que pudo sus clases y salio, casi corriendo.
Por el camino se encontró con un amigo, con Carlo y se entretuvo un rato hablando con el. Hacia tiempo que no se veían.
Mientras charlaba con el, vio por el rabillo como uno de los mas mayores, se dedicaba a propinarle patadas a uno de los recién llegados, apenas un niño.
Memorizó aquella imagen de la cara de satisfacción de aquel chico en su mente.
Después de eso, despidió a su amigo y reemprendió su camino hacia casa.
Ya había encontrado a una nueva presa. Sonrío.
Comenzaba una larga noche de cacería.
Llego directamente a su casa, y tras saludar a su madre; entro en su habitación y se encerró.
Necesitaba mucha calma y silencio para poder trabajar mejor.
Abrió el cajón del armario, sacándolo de un brusco tirón.
Quito las camisetas que había allí ordenadas, desperdigándolas por el suelo, y presiono la trampilla que se ocultaba en el fondo: Ahí estaban todos sus secretos.
Las fotos de las victimas, la munición, las pistolas, incluso algún que otro recorte de periódico en que hablaban de el. 
Que bien. Por fin famoso…
Le llamaban “El asesino de la noche”.
Sonaba bastante tragicómico. Un buen nombre para alguien tan gélido .
Tras haberse preparado a conciencia: la pistola oculta a la vista, las gafas de sol (a pesar de ser una salida  nocturna, seria mas difícil reconocerle en caso de que hubiera algún testigo. Cosa que dudaba sinceramente, a esas horas y en una universidad), la cazadora, los vaqueros oscuros y las deportivas negras. Listo para salir a buscar a su presa…
Si era uno de los mayores, muy probable, tendría su propia habitación en el campus universitario.
Solamente tendría que preguntar por el o presentarse como un amigo suyo, para que de esta forma le permitieran acceder al interior de aquella residencia. Cualquier cosa que evitase llamar mucho la atención. El sigilo era fundamental.
Aunque, seria tan sencillo acabar con el mientras dormía…
Pero entonces no podría disfrutar del terror del rostro de aquel bastardo, sabiendo que la muerte se acercaba rápidamente.
Llego hasta la residencia de alumnos y espero un largo rato en el acceso principal.
Se trataba de un edificio monumental, hecho enteramente de ladrillo rojo; que parecía relucir con la escasa luz de un sol decadente en la tarde.
Una habitación en aquel lugar no parecía demasiado sencilla de conseguir. O tenias enchufe o dinero suficiente como para aburrir, o las dos cosas a la vez. Un criadero de corruptos.
Viendo que por allí nadie pasaba, se decidió a entrar al edificio principal; nadie reparo en su presencia. Estaba acostumbrado: para la gente era prácticamente como si no existiese. Mejor para el.
El salón principal casi estaba desierto y en la chimenea, crepitaba el fuego violentamente.
Unos cuantos alumnos descansaban en los mullidos sillones.
Otros, aprovechaban para estudiar con ayuda de los libros de la biblioteca privada. No cualquier persona podría acceder a unos libros tan “exquisitos”. Gentuza.
Continuo caminando, y en una sala mas alejada; escucho una voz estridente y altiva, que se carcajeaba de haber pegado a uno de los novatos porque se había chocado con el sin querer.
Se asomo para ver quien gritaba así, aunque ya lo sabia antes de asomarse, y en efecto; era el. 
No tenia escapatoria.
Espero a que decidiera marcharse a la habitación a descansar, para poder seguirle con su sigilo característico.

miércoles, 15 de diciembre de 2010

- PRÓLOGO -

Nació en una familia normal, en un lugar corriente; con unos amigos normales.
Siempre se sintió querido por su familia, por casi todos, al menos.
Ante todo por su madre: Ella siempre le había querido y él a ella. Casi vivía por y para él.
Era la persona a la que más quería en el mundo.
Su hermano…
Su hermano hacía años que no iba por su casa, ya casi no recordaba su rostro. Era un puto drogadicto. Tal vez fuera mejor así…
Su madre nunca hablaba de él y hacía tiempo que ya había tirado todas sus fotos.
Sin embargo, a ella le sentó muy mal que el se fuera sin haber dado ninguna explicación. Y aún así, le seguía queriendo más que a nadie.
Él se sintió  muy aliviado cuando se entero que su hermano se marchaba.
No soportaba que existiera alguien a quién su madre quisiera más que a él. Nadie merecía ese cariño, sólo él.
Los demás lo malgastaban, y él guardaba ese cariño dentro de él.
Y eso, incluía a su padre.
Su padre siempre les había tratado mal.
Aunque la palabra mal, era un eufemismo para describir como trataba a sus hijos y a la mujer a la que había  jurado amar y respetar.
Gritándolos por cualquier cosa. A él, a su hermano y a su madre; sobre todo a ella..
Ella no dejaba de llorar en los últimos años por consecuencia de eso, ya no era la mujer feliz qué él recordaba de cuando era pequeño.
Su padre es el culpable del sufrimiento de su familia, y del dolor de su madre.
Jamás lo volvería a permitir. Nunca.
Semanas más tarde, su padre muere en extrañas circunstancias.
No logra recordar nada, y su madre se mantiene en un extraño mutismo.
¿Qué es lo qué había pasado?
¿Por qué no recordaba nada? Sentía un profundo vacío en su mente.
Su madre se había vuelto más fría.
¿¡ Había logrado quedarse tranquilo, su padre!?
Se había salido con la suya.
Le había arrancado la sonrisa de la única persona que realmente le importaba.
Era su luz, y su padre se la había llevado con él.
No sabía cuanto le despreciaba, era cercano al odio.
Ahora, intentaría entrar a una buena universidad, para que su padre, estuviera donde estuviera; viera lo inútil que era su hijo. Solo para darle en las narices.
Su madre empezó a volver a la normalidad, ya había pasado 1 mes de su muerte. Parecía querer sonreírle otra vez.
Volvía a tratarle igual que antes.
Ya estaban los 2 solos, como siempre debía haber sido.
 Él seguía sin recordar lo qué había sucedido el día de la muerte de su padre, el 20 de Abril.
Intentaría encontrar un modo para recordar ese vacío.
Aunque, era un alivio saber que no iba a volver a pegar a su madre.
Ya no existía.
Todo volvía a estar bien.