Ya estaba anocheciendo, y la luz lunar comenzaba a iluminar el edificio y toda la ciudad.
El chico iba a la suya, silbando; contento de su “triunfo”.
Un descuido que le saldría muy caro. Llego a la habitación y abrió, sin ni siquiera sospechar lo que le acechaba.
Quien le perseguía no le dio tiempo para reaccionar, le empujo violentamente hacia la habitación, tras cerrar la puerta y lo tiro sobre la cama, mientras tapaba su boca con la mano izquierda.
No podía gritar, llamaría aun mas la atención que el hecho de irse tan pronto a dormir.
- Buenas noches, compañero.
Tan solo he venido a hacerte una visita de cortesía, y sin ningún tipo de maldad- susurro Ángel, dominado en su fuero interno por Yon; mientras sacaba la pistola con la mano que tenia libre.
La pistola parecía refulgir debido al reflejo de la luna llena- ¿Tus ultimas voluntades quizá?
Destapo lentamente la boca del chico, que intento gritar con desesperación.
-No, no. Eso esta muy mal lo que has intentado hacer.
Sinceramente, yo no te lo recomendaría, por que es muy posible que me hagas enfadar.
Y otro motivo por el cual no debes hacerlo, es en el caso de que realmente quieras vivir- “Aunque este no sea nuestro caso” pensó Yon- y seguir pegando a gente indefensa.
Ángel se decidió a destapar otra vez la boca del chico.
-Era una broma. Es amigo mío, nos llevamos realmente bien- tartamudeo el “pobre” desgraciado, temblando de miedo.
El asesino se relamió de placer anticipado, al saber de antemano la suerte que iba a correr ese pobre infeliz, que se debatía por escapar.
- Yo también soy amigo tuyo, aunque tu no lo sepas, porque no nos han presentado formalmente. Además, he venido expresamente para hacerte un regalo muy especial; aparte de un favor a la humanidad.
-¿ Que favor?
- Ves esto- murmuro el asesino, acariciando casi con cariño, el cañón recortado de la pistola- De esta pistola depende tu suerte, y esta colgando de un hilo muy fino.
Ángel hizo mas presión con la rodilla que inmovilizaba al chico, apretando en su pecho, haciendo sonar un crujido que presagiaba alguna que otra fractura en las costillas.
El chico, seguía removiéndose, aterrorizado.
- Vives o mueres.
He vaciado la recamara y he alternado las balas, una si y otra no; hasta rellenarla de nuevo. Creo que lo llaman ruleta rusa, ¿a que te apetece jugar? Solo es muy aburrido. Que bien tener un amigo para jugar.
¿Qué querrá la suerte y el destino? ¿Qué te aguardara al otro lado del cañón?
-Yo no he hecho nada malo. Le pediré perdón si es lo que quieres- sollozo el chico.
-Me enternecen tanto las lágrimas, pero he de advertirte que tu falso perdón y lastima no me sirven para nada y a ese chico tampoco, ¿sabes?
Pobre chico- sonrió Yon, con una mueca sarcástica- creo que se alegrara cuando se entere de lo que te ha pasado.
Acciono el gatillo, pero no sucedió nada. Reinaba el silencio, a excepción de las suplicas de perdón del bastardo.
- 1ª oportunidad: fallida. Siguiente.
El disparo sonó amortiguado, como cuando se descorcha una botella en una celebración.
La calma se respiraba en el ambiente, no creía que nadie hubiese escuchado nada. Ojala fuera así.
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