miércoles, 22 de diciembre de 2010

Capítulo 1

- No… Por favor..
Déjame vivir, yo no he hecho nada.
- Sabes que lo haría si pudiera, pero no puedo. Ya ha sido decidido. 
El disparo sonó amortiguado.
Dio gracias por haber tenido a mano el silenciador. Era realmente útil en casos así.
La noche era demasiado tranquila y cualquier ruido se escucharía.
-¿Ves? No podía hacerlo.
No te merecías vivir después de haber pegado a esa chica- Una sonrisa macabra  curvo su rostro- Lo siento tanto…- susurra, ahogando una carcajada.
Se aleja rápidamente del callejón oscuro, tras haber guardado la pistola en su chaqueta. No debe dar motivo para que sospechen de el.
Sale a la calle principal y se detiene. Parece sorprendido.
¿ Que es lo que acaba de hacer?
Se había prometido a si mismo mantener la sangre fría y no hacerlo de nuevo.
Su personalidad le había vuelto a traicionar. 
Por su culpa, la última vez casi les pillo la policía .
Intentaría no hacerlo de nuevo, pero…
Matar le produce demasiada satisfacción, no puede prometerlo.
En el interior de su mente, vuelve a oír un eco, una voz…
- No debiste hacerlo. Te lo advertí. 
Nos meterán en la cárcel- grito Ángel, al borde de la histeria.
- Que te calles, he dicho!! 
Nunca debiste existir- se dice a sí mismo Ángel- Estorbas.
Continua caminando, mezclándose entre la gente que aun vaga a esas horas por las calles. Nada más que borrachos y putas.
Es de madrugada, tan tarde que ya es de día .
Debe volver a su casa, antes de que alguien le eche de menos y note su sospechosa ausencia. Ya ha llegado.
Por fin puede acostarse y descansar, tras una larga noche de intenso “trabajo”.
A la mañana siguiente, su madre entra a despertarlo como cada día desde siempre.
Tiene que marcharse otra mañana más a la universidad.
A sus 21 años ha de compaginar sus estudios, con su “trabajo nocturno”.
Nunca sospecharían de el. 
Su propio nombre lo indicaba todo, o al menos casi todo de el: Ángel.
Era un chico alto, atractivo. Pero en su trato con la gente es frío, amable; pero casi glacial.
Sus ojos grises parecen fulminar a la gente, incluso cuando sonríe da esa sensación: Parece querer analizar a toda la gente que le rodea.
Mas que respetarle, le temen, sienten terror cuando están con el.
Un chico normal aunque tan solo en apariencia, desprende un halo de misterio, algo siniestro.
Su mente es mucho más complicada de lo que su apariencia pudiese indicar, ya que en su interior, habitan dos personalidades: 
Yon, el asesino, glacial, sin remordimientos, solo pendiente de su “trabajo”. La parte que lucha por imponerse.
Pero claro, también estaba la parte buena.
El propio Ángel como tal, la persona amable, que se arrepiente de sus asesinatos, la conciencia.
¿Por qué nunca ha llegado a acallarla del todo?
Ese era su principal problema: la conciencia no hacia mas que darle dolores de cabeza y problemas.
No le permitía concentrarse, cada noche le torturaba mas duramente, no podría soportarlo por mucho tiempo.
Paso lo mejor que pudo sus clases y salio, casi corriendo.
Por el camino se encontró con un amigo, con Carlo y se entretuvo un rato hablando con el. Hacia tiempo que no se veían.
Mientras charlaba con el, vio por el rabillo como uno de los mas mayores, se dedicaba a propinarle patadas a uno de los recién llegados, apenas un niño.
Memorizó aquella imagen de la cara de satisfacción de aquel chico en su mente.
Después de eso, despidió a su amigo y reemprendió su camino hacia casa.
Ya había encontrado a una nueva presa. Sonrío.
Comenzaba una larga noche de cacería.
Llego directamente a su casa, y tras saludar a su madre; entro en su habitación y se encerró.
Necesitaba mucha calma y silencio para poder trabajar mejor.
Abrió el cajón del armario, sacándolo de un brusco tirón.
Quito las camisetas que había allí ordenadas, desperdigándolas por el suelo, y presiono la trampilla que se ocultaba en el fondo: Ahí estaban todos sus secretos.
Las fotos de las victimas, la munición, las pistolas, incluso algún que otro recorte de periódico en que hablaban de el. 
Que bien. Por fin famoso…
Le llamaban “El asesino de la noche”.
Sonaba bastante tragicómico. Un buen nombre para alguien tan gélido .
Tras haberse preparado a conciencia: la pistola oculta a la vista, las gafas de sol (a pesar de ser una salida  nocturna, seria mas difícil reconocerle en caso de que hubiera algún testigo. Cosa que dudaba sinceramente, a esas horas y en una universidad), la cazadora, los vaqueros oscuros y las deportivas negras. Listo para salir a buscar a su presa…
Si era uno de los mayores, muy probable, tendría su propia habitación en el campus universitario.
Solamente tendría que preguntar por el o presentarse como un amigo suyo, para que de esta forma le permitieran acceder al interior de aquella residencia. Cualquier cosa que evitase llamar mucho la atención. El sigilo era fundamental.
Aunque, seria tan sencillo acabar con el mientras dormía…
Pero entonces no podría disfrutar del terror del rostro de aquel bastardo, sabiendo que la muerte se acercaba rápidamente.
Llego hasta la residencia de alumnos y espero un largo rato en el acceso principal.
Se trataba de un edificio monumental, hecho enteramente de ladrillo rojo; que parecía relucir con la escasa luz de un sol decadente en la tarde.
Una habitación en aquel lugar no parecía demasiado sencilla de conseguir. O tenias enchufe o dinero suficiente como para aburrir, o las dos cosas a la vez. Un criadero de corruptos.
Viendo que por allí nadie pasaba, se decidió a entrar al edificio principal; nadie reparo en su presencia. Estaba acostumbrado: para la gente era prácticamente como si no existiese. Mejor para el.
El salón principal casi estaba desierto y en la chimenea, crepitaba el fuego violentamente.
Unos cuantos alumnos descansaban en los mullidos sillones.
Otros, aprovechaban para estudiar con ayuda de los libros de la biblioteca privada. No cualquier persona podría acceder a unos libros tan “exquisitos”. Gentuza.
Continuo caminando, y en una sala mas alejada; escucho una voz estridente y altiva, que se carcajeaba de haber pegado a uno de los novatos porque se había chocado con el sin querer.
Se asomo para ver quien gritaba así, aunque ya lo sabia antes de asomarse, y en efecto; era el. 
No tenia escapatoria.
Espero a que decidiera marcharse a la habitación a descansar, para poder seguirle con su sigilo característico.

5 comentarios:

  1. Aquí Alec Surrealista comentándote un poquito!:
    O.O Eso sí que es tomarse la justicia por su mano, animo Jon o Ángel o los dos!
    Me he dado cuenta de que te faltan algunos acento (ya sé que no soy la persona más indicada para hablar de ese tema, la verdad...)
    Felicidades por tu nuevo blog!

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  2. Ala!! Me encanta!! Sigue sigue eh itoko san! *O* Wee!! Soy Silvia, la novia de tu primo!! xDD

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  3. Muchas gracias a los dos! seguiré esforzándome con los acentos espero que me sigáis dando consejos para poder seguir ^^ me ha hecho mucha ilusión de verdad! un beso

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  4. WOW WOW WOW Genial!!!
    Tienes talento!!!
    Espero que subas pronto el cap. Angel me gusta mucho!!!
    Besos!

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  5. *O* EN SERIO ?? uo *///* gracias a todos en serio!

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